Verde y gris

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La guerra entre el verdor de la esperanza y la incertidumbre gris, simbolizan la lucha de toda una vida detrás del amor verdadero y da nombre a un poemario que me tomó 28 años completar, un ir y venir de sueños que como el horizonte mismo se empeñan en no ser alcanzados.

Dicen que uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única. Pero el tiempo que todo lo cura, parece mostrar una luz al final del túnel mientras los versos tratan desesperadamente que no se trate del tren.

Con la tenue esperanza con que existe el futuro
se funde entre nosotros un horizonte gris.
El verdor de tus besos me hace sentir seguro
y la paz de tus brazos me hace sentir feliz
Yo sigo tras mi sombra ya sin saber por qué
mil frases en mi mente no logro conciliar,
verdes como los sueños que un día realicé,
grises como los años que trato de olvidar.

Las últimas páginas del libro muestran un juego peligroso entre la desolación y la esperanza. Un salto tras otro a un vacío que no existe pero que un poeta siempre se empeña en crear. El libro es la historia de una vida en versos. En un alto en el camino, reflexiono sobre todo lo que he hecho, por lograr el amor y descubro amargamente hasta que punto le ata el pasado.

Mi refugio del bosque sigue allí,
al final del camino de la lluvia
que silencia el canto de la tierra
Sus bodegas siguen llenas de añoranza
Sus paredes taciturnas
Almacenan el hastío de una braza
Que rehusa estar tan lejos de tu piel.
La oquedad de mi camino me supera
Y encadeno el minutero del reloj
Pero el tiempo se escabulle entre las hojas
Y otra vez llega febrero y yo sin ti

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